Fue nombrado miembro de número de
la Academia Mexicana de la Lengua, tomó posesión de la silla XXVIII el 12 de
junio de 1953, y fue tesorero de esta institución de 1973 a 1983. Promovió la
celebración del Primer Congreso de Academias de la Lengua Española, el cual se
llevó a cabo en el Palacio de Bellas Artes y por el que posteriormente se formó
la Asociación de Academias de la Lengua Española.
Fue nominado en 1952 y 1953
al Premio Nobel de la Paz, por José María Salazar (Presidente de la Asamblea
Legislativa de El Salvador) y por Albert Etheart (Ministro de Relaciones
Exteriores de Haití) respectivamente, ambas nominaciones motivadas por su
esfuerzo panamericano y su contribución por crear el entendimiento
internacional con apoyo directo e indirecto de Washington. Al concluir su
administración Alemán contaba con 49 años.
En el sexenio siguiente lo
"dejaron en la banca", pero en el posterior, el presidente Adolfo
López Mateos le asignó la presidencia del Consejo Nacional de Turismo. Miguel
Alemán se dedicó a viajar por el mundo en calidad de presidente del Consejo.
Ejerció el cargo por 25 años hasta el día de su muerte. El licenciado Alemán
Valdés nunca dejó de hacer grandes negocios y llegó a convertirse en uno de los
hombres más ricos que ha habido en México. Además, según el historiador Enrique
Florescano, el régimen de Alemán permitió que la corrupción invadiera la vida
de la sociedad civil incluyendo las instituciones de educación superior.
Asimismo, Francisco Cruz Jiménez en su libro Los Juniors del Poder menciona que
el tráfico de droga se institucionalizó con su complacencia.
Miguel Alemán Valdés, murió de un
infarto al corazón, en la Ciudad de México el 14 de mayo de 1983, a los 82
años, mientras resolvía negocios en el despacho de su casa, en el lujoso barrio
de Polanco.